Tuesday, March 9, 2010

PARA SER FELIZ





Para ser feliz no importa lo que el mundo te ofrezca, sino lo que tu puedas ofrecer, porque todo lo que se da regresa y, ante los ojos del Dios, sólo valen las buenas obras.
Al final no te llevarás lo que has guardado, sólo se irá contigo lo que has hecho a favor de los demás, es decir lo que has dado. Ama a tus hijos y al compañero o compañera que elegiste.  Diles lo que sientes, después será tarde.  Disfruta cada momento que estén juntos, y siempre agarrados de la mano de Dios.
Nunca te quejes, la vida no es fácil, el camino sin piedras no es camino. Disfruta tu matrimonio, recuerda el día que decidiste que ambos formarían un hogar. No te compares con nadie, ni a nadie con otro; mídete contigo mismo, es la única manera segura de avanzar.  Ningún ser es infalible, acepta tus errores, los ajenos no justifican los tuyos. Recuerda que eres el ejemplo a seguir para tus hijos, y ellos son un regalo de Dios.
Pide perdón y corrígete, la humildad es una virtud maravillosa casi inalcanzable, pero no imposible. Con los años, aprendemos que son los atajos los que alargan el camino, que nada es gratis en la vida, que todo debes ganártelo o merecerlo, que ser útil es mejor que ser importante.
Aprende a dominar tus iras, sé tolerante.  ¡Cuántas veces lo serán contigo!  Jamás agredas, no olvides lo que dijo el poeta:  "El golpe daña más al que lo dá que al que lo recibe", estira la mano sólo para dar o ayudar.
Quiere a tus parientes y amigos con todos sus defectos, o correrás el riesgo de quedarte sólo porque el ser perfecto no existe.  Acostúmbrate a escuchar, los consejos no se discuten, se agradecen. Recuerda que la belleza es fugaz, que el poder es circunstancial y que la riqueza es ajena.  Que, a fin de cuentas, sólo es tuyo lo que consumes.  Que por más dinero que tengas, no serás mejor, ni sabrás más ni serás más bueno. Ni siquiera podrás comer o dormir más que cualquier mendigo.
En todos los actos de tu vida trata de ser justo.  Piensa en los demás, deja que tu corazón cumpla con su deber pues su destino es querer, para eso lo hizo Dios.
Aprende a valorar el Amor que te dan, siendo poco tal vez sea lo máximo que puedan ofrecerte.  No todos tenemos la capacidad de sentir y de dar, dichoso tu si puedes hacer feliz al ser que amas. Cada vez que sientas ternura por lo tuyos no te contengas, todos tenemos una necesidad increíble de cariño.
Sea cual fuera tu edad, ten tus cosas en orden, el Señor puede llamarte en cualquier momento.
Enseña a tu familia a vivir con amor.  Si están alejados o resentidos, ¡perdónense!  Nunca es tarde, la vida es tan corta. Quiéranse mucho ahora que pueden hacerlo, que están presentes, que físicamente es posible.  Recuerda que mañana, si no los aparta la vida, lo hará la muerte...
Sobre todo, no olvides dar gracias al Padre por todo lo que te ha dado.
Anónimo

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