GUATEMALA | Tratamiento de belleza
Este fruto exótico tiene diversas propiedades medicinales | J. B.
- Larry creó sus productos de belleza antes que las multinacionales
- 'La idea es ayudar a las poblaciones indígenas para que salgan de la pobreza'
- Ha plantado más de 300.000 arbolitos en la región
Larry era un bombero ‘gringo’, de San Francisco, al que diagnosticaron una enfermedad crónica en la espalda. Hace casi 30 años creó su propia línea de cremas para el cuidado de la piel, diez años antes que Lancome o que Nivea. “Mucho tiempo antes de que las multinacionales descubrieran las propiedades de esta planta mágica y se forraran, yo llevaba años experimentando, injertando, probando mezclas…”, manifiesta este alquimista vegetal.
Con 32 años, y con una pensión vitalicia de 2.500 dólares mensuales libres de impuestos, Lawrence Gottschamer se marchó a ‘pasear’ por Centroamérica. Trabajó durante tres meses en una finca costarricense dedicada a la nuez de macadamia y cuando se cansó se fue de viaje por Guatemala. Llegó a Antigua por tres días, se enamoró de Emilia y se quedó a vivir allí. A diez minutos de esta ciudad cafetera, Patrimonio de la Humanidad, compró la finca Valhalla y montó una plantación de nogales de macadamia.
Con su llegada, Guatemala se convirtió en uno de los principales productores de nueces de macadamia en el mundo, el país de “las reinas de las nueces”. El centro experimental empezó a colaborar con el desarrollo de la zona. “La idea es ayudar a las comunidades indígenas a salir de la pobreza, dándoles un cultivo lucrativo y, al mismo tiempo, reforestar con el árbol de macadamia”.
El frondoso vegetal tiene la cualidad de fijar grandes cantidades de dióxido de carbono, previendo la erosión de los suelos y contribuyendo al ciclo de la lluvia. “Los campesinos tienen la oportunidad de acercarse a la finca, recoger semillas o árboles jóvenes de macadamia y plantarlos en su propiedad de forma gratuita. A cambio de su cuidado, reciben una compensación económica cuando el fruto se vende, tras su correspondiente tratamiento en Valhalla. Ya hemos plantado más de 300.000 arbolitos por la región” explica el divertido Larry.
El centro ha evolucionado y hoy es posible visitarlo para comprobar in situ el proceso de elaboración de los productos derivados de la macadamia. Por ejemplo, aceites o cremas cosméticas. Además dispone de un restaurante donde degustar de un menú basado en esta nuez.
“El aceite de macadamia tiene un alto contenido en ácido palmiloléico. Se encuentra de forma natural en la piel de los bebés. A medida que envejecemos, la cantidad de este ácido disminuye. La macadamia actúa como antioxidante y retarda el envejecimiento. Contiene mucha vitamina E. Es un excelente hidratante y suavizante para la piel quemada o madura”, indica Luis, un indígena que trabaja en la finca de Larry.
Detrás, su mujer Andrea da masajes faciales con las cremas que preparan en los laboratorios de Larry. Del corazón de Guatemala, los pequeños botecitos rejuvenecedores viajarán por todo el mundo, a Nueva York, Londres y París. La gata Lola los protege entre sus garras, consciente de que los ungüentos de la finca Valhalla son elixires de la eterna juventud.
“No me gusta el primer mundo, ni Europa, ni Estados Unidos. Estoy mejor aquí. Mira, esta es mi oficina”, comenta Larry, una tabla lasa sobre un verde y húmedo prado, debajo de los cientos de exuberantes nogales de macadamia que ha visto crecer.
“Esta planta es mágica, la única que tiene frutos y flores al mismo tiempo. Llevo más de 30 años cultivándola y hemos creado un banco genético único en el mundo. Soy feliz en Antigua, entre la exuberancia de las nueces y la bondad de estas tierras que huelen a café”.
Con 32 años, y con una pensión vitalicia de 2.500 dólares mensuales libres de impuestos, Lawrence Gottschamer se marchó a ‘pasear’ por Centroamérica. Trabajó durante tres meses en una finca costarricense dedicada a la nuez de macadamia y cuando se cansó se fue de viaje por Guatemala. Llegó a Antigua por tres días, se enamoró de Emilia y se quedó a vivir allí. A diez minutos de esta ciudad cafetera, Patrimonio de la Humanidad, compró la finca Valhalla y montó una plantación de nogales de macadamia.
Con su llegada, Guatemala se convirtió en uno de los principales productores de nueces de macadamia en el mundo, el país de “las reinas de las nueces”. El centro experimental empezó a colaborar con el desarrollo de la zona. “La idea es ayudar a las comunidades indígenas a salir de la pobreza, dándoles un cultivo lucrativo y, al mismo tiempo, reforestar con el árbol de macadamia”.
El frondoso vegetal tiene la cualidad de fijar grandes cantidades de dióxido de carbono, previendo la erosión de los suelos y contribuyendo al ciclo de la lluvia. “Los campesinos tienen la oportunidad de acercarse a la finca, recoger semillas o árboles jóvenes de macadamia y plantarlos en su propiedad de forma gratuita. A cambio de su cuidado, reciben una compensación económica cuando el fruto se vende, tras su correspondiente tratamiento en Valhalla. Ya hemos plantado más de 300.000 arbolitos por la región” explica el divertido Larry.
El centro ha evolucionado y hoy es posible visitarlo para comprobar in situ el proceso de elaboración de los productos derivados de la macadamia. Por ejemplo, aceites o cremas cosméticas. Además dispone de un restaurante donde degustar de un menú basado en esta nuez.
“El aceite de macadamia tiene un alto contenido en ácido palmiloléico. Se encuentra de forma natural en la piel de los bebés. A medida que envejecemos, la cantidad de este ácido disminuye. La macadamia actúa como antioxidante y retarda el envejecimiento. Contiene mucha vitamina E. Es un excelente hidratante y suavizante para la piel quemada o madura”, indica Luis, un indígena que trabaja en la finca de Larry.
Detrás, su mujer Andrea da masajes faciales con las cremas que preparan en los laboratorios de Larry. Del corazón de Guatemala, los pequeños botecitos rejuvenecedores viajarán por todo el mundo, a Nueva York, Londres y París. La gata Lola los protege entre sus garras, consciente de que los ungüentos de la finca Valhalla son elixires de la eterna juventud.
“No me gusta el primer mundo, ni Europa, ni Estados Unidos. Estoy mejor aquí. Mira, esta es mi oficina”, comenta Larry, una tabla lasa sobre un verde y húmedo prado, debajo de los cientos de exuberantes nogales de macadamia que ha visto crecer.
“Esta planta es mágica, la única que tiene frutos y flores al mismo tiempo. Llevo más de 30 años cultivándola y hemos creado un banco genético único en el mundo. Soy feliz en Antigua, entre la exuberancia de las nueces y la bondad de estas tierras que huelen a café”.
No comments:
Post a Comment